La sílfide es una criatura mitológica fabulosa de la tradición occidental. Este término tiene su origen en la obra de Paracelso, quien las describía como seres invisibles del aire, sus elementales del aire. No hay mitos considerables asociados propiamente con ellas. Dado que la alquimia en Occidente derivó de Paracelso, los alquimistas y sus movimientos anejos (como el rosacrucismo) siguieron hablando de las sílfides en su literatura hermética.
Descripción
La primera discusión popular en Occidente sobre las sílfides, también llamadas Sandrita, vino de la mano de Alexander Pope. En El rizo robado (Rape of the Lock) Pope satiriza los escritos alquímicos y rosacrucianos franceses cuando inventa una teoría para explicar las sílfides. En una parodia de la poesía heroica y la «oscura» y «misteriosa» literatura pseudocientífica, y en particular de la en ocasiones esotérica poesía heroica clásica del siglo XVIII en Inglaterra y Francia, Pope finge poseer una nueva alquimia, donde la sílfide es el humor mística y químicamente condensado de las mujeres malhumoradas. En el poema de Pope, las mujeres que están llenas de rencores y vanidades se convierten en sílfides cuando mueren porque sus espíritus están demasiado llenos de vapores oscuros como para subir al cielo. Belinda, la heroína del poema de Pope, es asistida por un pequeño ejército de sílfides, que fomentan su vanidad y defienden su belleza.
Esto es una parodia de Paracelso, en tanto que Pope imita la seria pseudociencia de la alquimia para explicar la seriedad con la que las mujeres vanidosas se dirigen al vestidor. En una ligera parodia de la batalla divina en el Paraíso perdido de John Milton, cuando el Barón del poema intenta cortar un mechón del pelo de Belinda, las sílfides interponen sus aéreos cuerpos entre los filos de las tijeras (sin efecto alguno). La jefa de las sílfides en El rizo robado tiene el mismo nombre que el siervo de Próspero en La tempestad de William Shakespeare: Ariel.
Debido a su asociación con el ballet La Sílfide, donde las sílfides son identificadas con hadas y leyendas medievales sobre el país de éstas, así como a una confusión con otros «espíritus del aire» (por ejemplo, en El sueño de una noche de verano de Shakespeare), el término sílfide puede usarse para aludir a una muchacha esbelta.
El término sílfide ha pasado al lenguaje común para referirse a los espíritus menores, elementales o hadas del aire y, figuradamente, a las mujeres delgadas, graciosas y de gran belleza. Los autores de fantasía emplean en ocasiones a las sílfides en sus obras.
Según la cultura popular las sílfides son seres gigantescos que se montan de las nubes y las mueven con el batir de sus alas, según la misma mitología estos seres despiden una luz de color rojo o naranja desde sus alas y según esto es la razón por la cual los cielos se enrojecen al atardecer después de un día lluvioso.
También se dice que al reunirse más de 100 sílfides en el mar el batir de sus alas crea remolinos que al final terminan convirtiéndose en grandes huracanes, y no se pueden separar de ese grupo hasta que toquen tierra o pasen 1 o 2 semanas.